EUROPA
PRESS
20 febrero
2017
Científicos de la Universidad de Sussex
(Estados Unidos) han calculado que entre el 35 y 40 por ciento del índice de
masa corporal (IMC), que indica la obesidad o delgadez de una persona, es
heredado de sus padres.
Además,
según los datos publicados en la revista 'Economics and Human Biology', en el caso de
los niños más obesos esta proporción heredada aumenta hasta un 55-60 por
ciento, por lo que más de la mitad de esta tendencia al sobrepeso está
determinada por la genética o el entorno familiar.
El
estudio utilizó datos sobre la estatura y el peso de 100.000 niños y sus padres
procedentes de seis países: Reino Unido, Estados Unidos, China, Indonesia, España
y México.
Así,
los investigadores descubrieron que la transmisión intergeneracional del IMC es
constante y un 20 por ciento del mismo corresponde a cada progenitor.
El
patrón de resultados, dice el autor principal, el profesor Peter Dolton, es
notablemente uniforme en todos los países, independientemente de su nivel de
desarrollo económico, grado de industrialización o tipo de economía.
"Nuestra
evidencia proviene de los datos de arrastre de todo el mundo con patrones muy
diversos de nutrición y obesidad, tanto de una de las poblaciones más obesas
--Estados Unidos-- como en dos en los que la obesidad es más baja --China e
Indonesia--, lo que ofrece una visión importante de cómo la obesidad se
transmite de una generación a otra de forma similar en unos países y
otros", según este experto.
El
estudio también muestra cómo el efecto del IMC de los padres sobre sus
descendientes depende de cuál sea el IMC del niño. Así, vieron en todas las
poblaciones estudiadas que el "efecto parental" era más bajo para los
niños más delgados y más alto para los niños más obesos.
Mientras
que en niños más delgados sólo el 10 por ciento de su IMC procedía de su madre
y otro 10 por ciento al del padre, en niños obesos esa transmisión era cercana
al 30 por ciento en cada progenitor.
"Esto
demuestra que los hijos de padres obesos son mucho más propensos a ser ellos
mismos obesos cuando crecen, ya que el efecto de los padres es más del doble
para los niños más obesos que para los niños más delgados", según Dolton.
Unos
hallazgos que, para este experto, tiene consecuencias a largo plazo para la
salud de los niños y "debería servir para reflexionar sobre en qué medida
la obesidad es el resultado de factores familiares y una herencia genética, en
lugar de decisiones individuales".